La Iniciación

LA CONVERGENCIA OCULAR

Preámbulo: El Dr LEFEBURE consideraba la convergencia ocular como el ejercicio clave, nunca desaprovechaba una ocasión para hacerlo, particularmente durante cada comida asociada a una oración.

Este ejercicio es, ciertamente, el más difícil de realizar de entre todos los ejercicios.

Y una vez más, al igual que los balanceos y los otros ejercicios iniciáticos, observaremos que todos los niños la practican instintivamente, aunque no lo hayan visto hacer a ningún otro niño.

La concentración entre los dos ojos, es decir, en el ojo de Shiva o fosfeno, está ligada tradicionalmente al ejercicio del vacío mental. No se trata de una especie de nihilismo filosófico, sino bien al contrario, de un sentimiento agudo de vacío, que podemos encontrar particularmente en el yoga tibetano. De lo que se trata es de lograr provocar esta sensación aguda de vacío, esforzándose en ir capturando los pensamientos a medida que aparecen. Pero no hay que buscar el provocar un vacío mental completo que, por lo demás, no es ni posible ni deseable. Aquí, el esfuerzo por capturar los pensamientos produce el mismo efecto que una bomba, no hay que impedir la entrada de los pensamientos a la conciencia. Al contrario, hay que aceptar los que sobrevienen espontáneamente. Cada pensamiento que sucede a otro es siempre superior al precedente que, en suma, arrastra la conciencia. Así, aparecen progresivamente elementos cada vez más interesantes.

ALGUNOS EJERCICIOS DE CONVERGENCIA

EJERCICIO Nº 1:
Compruébese, por parejas, que la convergencia se realiza correctamente.
Mejorar la convergencia ensayando con un lápiz, al que deberíamos ver en forma de V, con la punta mirando hacia sí.
Véase Yoga de dos segundos y Expériences initiatiques, volumen 1

EJERCICIO Nº 2:
Ejercicio preliminar (sin fosfeno).
Repítase una frase corta durante la convergencia, y después sin convergencia mirando a lo lejos.
Hágase esto varias veces.
Observaremos que la convergencia concentra el pensamiento.

EJERCICIO Nº 3:
Hágase la convergencia con fosfeno, para comprobar la concentración del fosfeno.
La convergencia concentra el fosfeno.
Este ejercicio, realizado primero sin fosfeno y luego con él, pone de manifiesto que las leyes de los pensamientos y las de los fosfenos son las mismas, pues el efecto de concentración es el mismo en ambos casos.

Todos los ejercicios siguientes se hacen en presencia de fosfeno.

EJERCICIO Nº 4:
Para facilitar la convergencia ocular conviene llenar de aire la parte superior de los pulmones sin elevar las clavículas ni los omóplatos. La elevación de los hombros es, por tanto, pasiva, pero la tracción hacia lo alto de las costillas superiores es máxima. Basta con respirar con el diafragma pues, en esta postura, la parte superior de los pulmones, hinchada al máximo, permite reducir el ángulo de la convergencia.

Esto es debido a un efecto de sincinesias, es decir, de movimientos involuntarios asociados. Por ejemplo, cuando se pide a un niño menor de siete años que estire la lengua, separa los dedos al mismo tiempo. Esto no es un reflejo, sino un gesto asociado. Los músculos que permiten a las costillas elevarse, son músculos muy profundos situados a lo largo del cuello; y los músculos que hacen girar el ojo hacia el interior, son músculos profundos del oído interno. De manera que existe, probablemente, una sinergia entre esos dos grupos de músculos internos, lo que explicaría la mejora de la convergencia.

EJERCICIO Nº 5:
Este ejercicio, convenientemente practicado, da la sensación de mirar por un tercer ojo situado en medio de la frente.
Una vez que estemos en la posición de convergencia es preciso mantener la postura física, pero cambiando la actitud mental: en lugar de aplicar la voluntad en fijar la mirada en un punto, hay que concentrar la voluntad en el acercamiento de los ojos entre sí.

EJERCICIO Nº 6:
Mientras se hace la convergencia, hay que dirigir la atención a la altura de la frente imaginando un punto luminoso infinitamente pequeño. Este punto debe localizarse en algún punto del cuerpo.
Trabajo con diferentes visualizaciones:
Pulsación — Balanceo — Rotación -Temblor.

EJERCICIO Nº 7:
Imaginar una pequeña oquedad al nivel del punto del cuerpo al cual se dirige la atención. Asociar la convergencia a la respiración superficial.

EJERCICIO Nº 8:
Facilitar la convergencia por la respiración con dos pequeñas inspiraciones o expiraciones suplementarias.
Véase Yoga de dos segundos.
Al final de cada inspiración y expiración, piénsese en aproximar los ojos uno a otro.

EJERCICIO Nº 9:
Este ejercicio ayuda a producir una variedad de desdoblamiento particularmente elevado.
Imaginémonos unas chispas procedentes del infinito, ante nosotros, que entran por los dedos de los pies, suben a través del cuerpo y se reúnen en el punto de convergencia de los ojos. Pues bien, a continuación las proyectamos hacia la protuberancia occipital, zona visual donde se genera el fosfeno. Desde ahí, las chispas salen del cuerpo y van a lanzarse y a acumularse en una esfera que gira sobre sí misma detrás de la cabeza.

La corriente luminosa que atraviesa el cuerpo debe pasar por olas ritmadas regularmente.
Cuando el fosfeno haya desaparecido, relajar los ojos como para mirar ante sí, pero centrando la atención en la esfera situada detrás del cráneo. A continuación hay que tratar de identificarse con la esfera, imaginando tener forma esférica. Después, al cabo de un momento, hacerla estallar y sentirse como disuelto en todo el universo. Esto crea una sensación de inmensidad.

EJERCICIO Nº 10:
Imaginemos una corriente de chispas que llega desde el infinito ante nosotros, y entra entre los dos ojos por el lugar donde se proyecta el fosfeno con ayuda de la convergencia. Esta corriente atraviesa el cráneo y sale por la protuberancia occipital; después se escinde en dos y da la vuelta a la cabeza, para volver a quedar delante. Todo ello forma una especie de 8 horizontal achatado. Este movimiento mental ayuda a la convergencia y produce igualmente una variedad de desdoblamiento.

EJERCICIO Nº 11:
Convergencia ocular en un punto en la base de la nariz:
El punto de concentración brilla ahí como un sol vibrante siempre al ritmo de dos segundos, por ejemplo dilatándose y contrayéndose.
Mantra: A — O
A= dilatación de la esfera
O= contracción de la esfera

Nota: es conveniente mantener la convergencia el mayor tiempo posible, después relajar y distender los músculos oculares un tiempo equivalente.

En las vidrieras de la catedral de Amiens que están en todo lo alto bajo la cúpula, hay dos santos representados que practican manifiestamente el ejercicio de convergencia ocular. Sus ojos no están vagamente orientados hacia arriba como suele verse en multitud de retablos, sino que están realmente orientados hacia la parte superior de los ojos. Los santos están rodeados de una especie de llamas que simbolizan el aura y también aparece una especie de aureola. El punto de convergencia de las llamas y del centro de las aureolas concéntricas es exactamente el punto donde se dirige la visión de entre los dos ojos.

Lo que es interesante de esta catedral es que fue construida, con motivo de una cruzada, por un obispo que fue el brazo derecho de San Luis. Es pues, muy posible, que por motivo de las cruzadas, los occidentales se nutrieran de los auténticos orígenes del cristianismo y de sus ejercicios iniciáticos.

También encontré esta convergencia ocular en un retablo de la iglesia de Carmes de Vidiguera, en Portugal donde se representa al niño Jesús para su circuncisión, la escena se corresponde con el pasaje del evangelio, cuando el viejo Simeón, tiene al niño y exclama: «Agradezco al Señor que me haya permitido ver la luz antes de morir». Se trata evidentemente de la luz espiritual de Cristo. El hecho es realmente curioso: cuando pronuncia esta frase se ve al viejo Simón que hace el ejercicio de convergencia ocular, con los ojos interiorizados y de ningún modo dirigidos a lo alto. Valdría la pena realizar una investigación para conocer el origen de este retablo.

Fotografía de los vitrales de la catedral de Amiens, donde puede verse claramente a dos santos en ejercicio de convergencia ocular, cuando en tiempos de cruzadas, el catolicismo se sumergió en las verdadera fuentes de cristianismo: los ejercicios iniciáticos.

Dr LEFEBURE

 

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